Luego de unos 20 viajes a Brasil tuve el gusto de conocer su mar de aguas transparentes y cálidas. Lo más cerca que había estado: en 1999 con Alberto Juan pescando en los manglares de Santos, una especie de bañado marino, donde sacamos snook (róbalos del norte). Este año, luego de postergar 6 veces por causa de la pandemia y su cuarentena, viajé a un lugar magnífico: Buzios.
Realmente el paisaje es conmovedor: playas entre rocas, pececitos que vienen a comer a tus manos, calor, sol, islas que emergen por todos lados. Nuestro alojamiento frente al mar en Joao Fernandes nos sirvió para recorrer gran parte de la península y visitar el famoso Arraial do Cabo, una conjunción de aguas verdes y azules, playas y sectores de buceo, arenas blancas, finas y frescas, barcos con turistas exultantes bailando y disfrutando como chicos.
Hay muchísimo más para contarles. Por eso los animo a leer mi nota que se publicó en la revista Weekend de junio de 2022, es decir, la que ahora está en todos los quioscos del país. Obviamente cualquier duda pueden consultarme por aquí, ya que les aseguro que vale la pena visitar este paraíso a tres horas de vuelo desde Buenos Aires (incluso partimos desde Jorge Newbery, mucho más cómodo para quienes vivimos en la Capital) y tres horas en van cruzando el vistoso puente Niteroi. Muy lindo para ir todo el año, no solo en verano, donde las tarifas son más caras. Ah, no lleven pesos: no existen. Dólares se pueden cambiar, pero lo mejor es reales o la tarjeta de crédito. Agéndense este viaje hermoso.