Épocas de la revista Aire y Sol, la segunda más vendida sobre outdoors en el mercado argentino. Pagan por página. Entonces escribo todo lo que puedo y sobre todos los temas que puedo: pesca, turismo, náutica, autos antiguos, reflexiones generales, etc.
Para una mejor presentación de la revista y evitar la sensación monopólica creo tres seudónimos. Un día recibo una carta de un lector. Era la única forma de que ellos se expresaran. No había redes sociales.
La carta era muy elogiosa con una nota que había escrito con mi alias, destacaba tanto el contenido como la forma. En el último párrafo, pedía que hubiese más periodistas como ese y no como Néstor Saavedra, que había escrito una nota muy mala en ese mismo número.
La atesoro como una de las mayores rarezas que viví en casi 44 años de periodista. Para mí fue una gran alegría porque me di cuenta que podía manejar dos estilos tan distintos que el lector no sospechara que se tratara de la misma persona. Con el correr de los años seguí escribiendo decididamente diferente según la firma. Incluso para una revista de un bingo de Quilmes escribí varios artículos para mujeres (eran las que más lo visitaban) ¡firmando con seudónimo femenino, incluso criticando a los hombres!