En octubre de 2007 pude cumplir un sueño, un sueño grande, un sueño de una década. Desde que había leído los notas de Rubinho en la revista Pesca & Companhia deseaba con todo mi corazón pescar en esta selva increíble. En esos días años forjamos una hermosa amistad con este periodista que revolucionó la pesca deportiva en el Brasil. Y gracias a una invitación suya en 2007 viajamos un grupo de argentinos a conocer su campamento VIP sobre el río Sucundurí.
Todavía vibran en mí muchas sensaciones de ese viaje: el vuelo llegando a Manaos; las charlas con mis seis compañeros de viaje; la primera salida de pesca, luego de un largo recorrido en dos aviones, noche en hotel, avioneta y barco; mi primer tucunaré pescando lado a lado con Rubinho, y un sinfín de imágenes que de a poco les iré contando.
Para festejar mis 15 años en Amazonas y visitarlo por decimotercera vez, a fines de octubre volveré a pescar en el barco hotel Doutores das Aguas, una iniciativa también de mi amigo Rubinho, ya que la nave atiende durante varias semanas, fuera de la temporada de pesca, la salud de los ribereños olvidados por toda entidad estatal. Odontólogos, ginecólogos, médicos clínicos y un gran número de colaboradores ayudan a esta gente en curación pero, sobre todo, prevención, ya que no cuentan con profesionales cercanos durante el resto del año.
El mismo barco, en temporada de pesca, transporta las ilusiones de amantes de las cañas. Este año, doblemente, pues no ofreció servicio en 2020 ni en 2021 por causa del COVID-19 y su cuarentena. Además, para mi festejo tendré un regalo excepcional: el propio Rubinho estará en el barco, de modo que conversaremos y pescaremos juntos: un verdadero privilegio cuando cumplimos 25 años de amistad. Creo que los cupos ya estarán llenos para cuando leas esta nota, pero espero que en 2023 me acompañes, porque, si algo estoy convencido de no abandonar, si algo creo que me hace bien para mi salud, si algo es motivador durante todo el año, es hacer un viaje de pesca al Amazonas.