Las promociones para Radio Trans Mundial (1985/86) me dieron el invalorable contacto del público, más en épocas en que no existía la inmediatez y la amplitud de internet. Ese “yo te escuché en la radio” era mucho más que el sueldo pequeño que ganaba.
Entre muchas giras hice dos muy extensas con el Fiat 600 de mi amigo Marcelo Castagno. En una di 29 conferencias en 34 días. Salimos de Buenos Aires a Mar del Plata y luego, bordeando el mar, llegamos hasta Sierra Grande (Río Negro.) pasando por pequeñas pueblos y ciudades donde nos recibían cálidamente. Hicimos la vuelta por “adentro”: La Madrid, Coronel Suárez, Huanguelén, Olavarría, Azul, Las Flores, General Belgrano, Monte. Con las ofrendas de las iglesias más la venta de casetes de música evangélica pagaba mi sueldo mensual y algo sobraba para la radio.
En una de las giras yo colaboraba con un programa de turismo que se emitía por Radio América (la vieja Antártida). El 2 de enero, a las 11.00, debía salir al aire desde Mar del Plata informando cómo se palpitaba el inicio de temporada. El Fiat 600 arrancó de Boulogne esa madrugada, pero la Ruta 2 era un desastre: angosta y llena de autos.
El Fiat andaba un violín. Ni siquiera había que levantarle la tapa del capó para refrigerar. Pero no superaba los 100 k/h, lo que en doble mano implicaba quedarse atrás de todos los camiones.
En Dolores nos dimos cuenta: ni loco llegábamos a “La Feliz” a las 11. No quedaba otra que entrar a Maipú, buscar la oficina de EnTel y emitir como si estuviera en la Rambla. Recuerdo que desde estudios centrales me preguntaban por la temperatura, las chicas, las familias, la comida: debí improvisar todo en vivo porque si no, estaba muerto. La famosa “magia” de la radio.
Foto: al pie del adoptado móvil de Radio Trans Mundial en la gira en que hicimos 4.200 kms hablando de radio y escuchando Les Luthiers