Soy fanático de la historia de los ferrocarriles en Argentina. Mi abuelastro, con el que papá se crio desde sus 9 años, fue guardatrenes durante 42 en el ferrocarril Central Córdoba, luego Belgrano. Mi padre, 37 años como sumariante en el Ferrocarril Belgrano. Hasta hace dos años siempre viví cerca de las estaciones de este ferrocarril. Como investigador me interesa mucho la historia de las líneas que surcaron el país llevando y trayendo gente y mercaderías. El país, sin dudas, se hizo grande de la mano del ferrocarril desde aquel punto de partida al final de agosto de 1857 cuando un «camino de fierro» se inauguraba entre las estaciones Parque (donde hoy está el teatro Colón) y Floresta.
Este fanatismo me llevó a investigar mucho sobre ciertas líneas que son de mi preferencia. Así, gracias a Jorge Waddell, de la Fundación Museo Ferroviario, y Jorge Cerigliano, de Afeprora, pude reunir muy lindo material de fotos de la construcción del ferrocarril de San Jaime de la Frontera a La Paz, Entre Ríos. En 2004, tuve el gusto de recorrer esta línea por caminos parelelos y sacar varias fotos de estaciones, postes de telégrafo, puentes y vías que hace décadas no tenían vida.
Con todo este material, el 9 de julio de 2017 di una conferencia sobre la llegada del tren a La Paz, gracias a la gentil invitación del doctor Belén López, que mucho ha trabajado por la preservación de la historia de mi querida ciudad paceña. Digo «mi, porque es una de las que más veces me recibió para hacer decenas de notas de pesca desde hace treinta años.
En verdad he dado muchas conferencias en mi vida. Supero las mil, aunque obviamente no tengo registro de todas. Solo para que tengan una idea: en 1985 di 29 conferencias en 34 días en una gira que hicimos, con mi amigo Marcelo Castagno, entre Buenos Aires y Sierra Grande, yendo por la costa y volviendo por el centro. Alguna vez la contaré por separado porque es digna de un artículo, dadas las muchas vicisitudes, convertidas en risas con el paso de los años.
Recuerdo muchas charlas sobre historia de la fotografía en Quilmes, en el Colegio de Abogados, siempre gentilmente invitado por los organizadores, Fernando San Martín y Héctor Pezzimenti. También algunas en Sunchales y en Rafaela para hablar del principal músico de los inmigrantes en Argentina, Feliciano Brunelli, del cual soy el único difusor en nuestro país, siendo que fue la orquesta que más discos vendió entre 1934 y 1966. En mis charlas siempre trato de reivindicar hechos y figuras olvidados porque la memoria colectiva es sumamente injusta. Nos guste o no.
Disfruto mucho de hablar para grupos y no tengo problemas en cuanto a la cantidad de personas. Me cuesta mucho más hablar cara a cara que frente a un numeroso auditorio de miles de personas, como me ha pasado entrevistando a gente del público, en vivo para la televisión, con más de 300 mil personas en Tecnópolis. Me gusta mucho presentar un discurso, con los matices de la narración y, si puedo, con auxiliares, como proyección de fotos en una pantalla. Y mucho más si tengo tiempo para responder preguntas, aunque esto suele ser difícil cuando hay muchos oyentes.
Volviendo a La Paz fue una tarde hermosa, muy cerca de la vieja estación de La Paz, con muchísimo público, algunos amigos y una linda exposición de artefactos antiguos pertenecientes a esa línea férrea que, durante muchos años fue el único camino para unir la ciudad con el resto del país, a excepción del transporte fluvial. En otro momento estaré exponiendo algo sobre barcos, tema que también me interesa pero me falta conocimiento.
Disfruté mucho de los ancianos que, emocionados, se acercaban para felicitarme, luego de la charla, y recordaban el paso de las locomotoras a tranco lento, llevando, no solo personas y encomiendas, sino sueños, ilusiones, esperanzas. Todo un componente sicológico y sociológico que quienes desarmaron los ferrocarriles en Argentina jamás consideraron, pues importaba el dinero, el de ellos, claro.