Muchas personas tienen muy buenas ideas y ganas de dejarlas por escrito, sea en una publicación impresa, sea en un blog u otras formas digitales. Temas de autoayuda, experiencias personales, biografías, historias familiares, estrategias exitosas en negocios o el manejo de dinero, y mil temas más están en la cabeza de muchas personas, pero no pueden ponerlas por escrito y pierden, de esta forma, la posibilidad de perpetuar su conocimiento.
Si es tu caso, puedo ayudarte. Desde hace muchos años trabajo, precisamente, en investigaciones y escritos a pedido. Incluso, obviamente, en muchos casos tomando la función de “Ghost writter”, es decir que la obra sale con la firma del poseedor de las ideas y no mía.
Es todo un desafío para mí, no solo no dejar fuera nada del contenido que esté en cabeza de quien me contrata, sino también respetar su estilo y su objetivo. Como corrector literario me encargo de perfeccionar la sintaxis (orden de las palabras en una oración), la morfología (correcta ortografía) y la semántica (el significado de las palabras). Pero también quiero que esas palabras tan lindas, tan adecuadas, transmitan el propósito del autor y sus sentimientos. En textos más bien eruditos, por ejemplo, históricos, hasta es conveniente que no se note nada de la personalidad del autor, pero en muchas obras esto último desempeña un papel fundamental. Los libros de Corrie ten Boom, por ejemplo, serían horribles si no mantuvieran el estilo, el deseo, de su protagonista y autora. ¿No los leíste? Te los recomiendo.
¿Te ayudo a escribir ese libro que tantas ganas tenés de publicar? Dale. Contactame y date el gusto de una de los legados más hermosos que podemos dejar. Por años se decía que eran tres: plantar un árbol (dejé un jacarandá en mi escuela primaria), tener un hijo (tengo dos hermosos) y escribir un libro (¿y el tuyo?).